La Revolución Francesa, como movimiento de
emancipación de las influencias eclesiásticas y monárquicas, tuvo una
incidencia sin precedentes en el pensamiento educativo y pedagógico en
América Latina y, por ende, en Venezuela, a través de los ideales demarcados
por la Ilustración, siendo
un modelo exportado desde Europa. Esta tendencia persigue que la Iglesia y la
Monarquía Española dejen de regentar la educación en América Latina, para que
el Estado de cada nación asuma su responsabilidad en la formación de la
población. Pero, el Estado, concebido como un factor que interviene en el
ámbito político y económico del país a beneficio de toda la masa social, buscando
la mayor suma de felicidad posible para todos los pobladores y no solo para los
grupos minoritarios que detentaban el poder entonces (clérigos y gobernantes).
Lo que pregona es la masificación de la educación, como derecho humano, dado
que la ignorancia hace que los individuos sean más dóciles y manipulables, lo
que interesaba a los poderes de la época para mantenerlos dominados y
explotados. Por lo tanto, la libertad y la democracia son requeridas como
condición indispensable en la difusión de saberes y creación de
conocimientos. En consecuencia, se impone el método dialectico y una
educación que incentiva la reflexión y el análisis, rompiendo con la educación
bancaria, predominante para época.
En
esta misma línea de acción, encontramos el pensamiento pedagógico de Simón
Rodríguez, quien inspirado en las ideas de la Ilustración, defendió el
derecho a la educación de la población, independientemente del género, clase
social o raza, siendo considerados todos como iguales. Así mismo, promovió
una educación que se preocupara por enseñar a los ciudadanos sus derechos y
deberes, además de formarlos y capacitarlos para el trabajo en pro del
beneficio individual y colectivo, sin descuidar el desarrollo del pensamiento
analítico bajo libertad de pensamiento. Igualmente pregonaba la importancia
de la metacognición y la educación para toda la vida, además del aprendizaje
colaborativo y socio-constructivista, fomentando una educación más centrada
en el aprendizaje y menos en la instrucción. Uno de sus legados más
significativos fue su frase “Inventamos o erramos”, lo que alienta a la
innovación y aplicación de la creatividad en el contexto cotidiano, sopesando
otras formas de hacer las cosas y encontrando nuevos caminos para ejecutar y
solucionar problemáticas.
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sábado, 27 de octubre de 2018
Los principios de la Revolución Francesa y su incidencia en el pensamiento educativo y pedagógico en América Latina y en Venezuela por @minervabueno
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