En principio, me gustaría comentarles una anécdota, un
suceso que me ocurrió hace 5 años atrás, específicamente con una sección a la
que le dictaba la materia matemática básica para un curso de preingreso
universitario. A este grupo se le ocurrió la idea de apagar las luces del aula
cuando yo hacía el cierre de una clase, dejándome con la palabra en la boca y
totalmente a oscuras. Eso me molestó muchísimo y en la siguiente clase les
aplique una de psico terror (como dicen por allí), y les comente que si ellos
sabían apagar la luz del salón, yo también sabía apagar una luz, la luz que
daba el conocimiento que yo podía impartirles. Ellos no comentaron nada en ese
momento, y la clase transcurrió sin novedad. Pero, mayor fue mi sorpresa,
cuando nos reencontramos en la clase inmediata. Cuando llegué y abrí la puerta
del salón me conseguí con el aula a oscuras y se encontraban todos los
estudiantes en sus puestos consultando su celular, siendo la luz de sus
teléfonos la que los iluminaba.
Esta vivencia me indicó
que los estudiantes son los beneficiarios directos de los avances tecnológicos
y que usan las TIC como medio para emanciparse y autodirigir su educación. Está fue para mí la mejor muestra de que
el aprendizaje dejo de ser unidireccional, y que pasó a ser recíproco y abierto;
evidenciando que el modelo tradicional de educación está
desfasado en estos tiempos de conexión, dejando atrás la concepción de que la
educación solo se lleva a cabo en los centros de formación, rompiéndose así el
molde del monopolio cognitivo. En
ese momento me plantee que los docentes tenemos en las nuevas tecnologías un
excelente aliado para mejorar la calidad de la enseñanza, y eso me motivó a
implementar la telemática en la formación.
Pero,
me percate que para trabajar con TIC de forma inteligente, en función de lograr
un aprendizaje significativo de índole personal y comunitario, requería
efectuar un cambio en la dinámica didáctica.
En la
actualidad, y en vista de lo accesible que resulta la información debido a las
TIC, ahora los estudiantes están tomando control sobre su proceso de
aprendizaje, gestándose aquel de tipo informal, el cual se produce más allá del
ambiente controlado por el profesor.
En líneas
generales, tuve que proyectar mi desempeño docente desde la ejecución del
coaching, dado que es un proceso que estimula el aprendizaje a través del
autodescubrimiento, que se gesta gracias a un ambiente de aprendizaje orientado
a la formulación de preguntas activadoras y de procesos dialógicos que incitan
a la reflexión, vislumbrando las situaciones desde diferentes perspectivas.
Comprende a su vez un estilo de liderazgo que otorga las herramientas
necesarias para potenciar las capacidades de los estudiantes, en especial la
resolución de problemas, automotivación, autoaprendizaje, habilidades comunicacionales,
investigativas y de trabajo en equipo. En tal sentido, un coach es un
facilitador que promueve la construcción de conocimientos; se encarga de la
dinamización de los procesos de aprendizaje y hace un seguimiento que se
orienta más al sondeo de las vías para la consecución de saberes, que a la
idoneidad de los resultados.
En el
coaching el estudiante decide sus propios caminos, emergiendo la cognición
orgánicamente de la comunidad de aprendizaje, desde el saber colectivo y
descubrimiento personal de las respuestas, que se validan a partir de la
interacción con los participantes y sus distintas miradas multidisciplinarias. El coaching se concibe como metodología dado que se integran
diferentes estrategias, donde el aprendizaje se genera de manera individual y
en equipo, desde la propia reflexión de lo hecho, sentido y conversado, a través de la
convergencia tecnológica, respetando el estilo cognitivo y ritmo personal,
empleando principalmente el método de la mayéutica o pregunta dirigida, y de la
escucha activa. Es decir, el
coach participa como el catalizador del diseño instruccional y es el
articulador de los contenidos,
estrategias didácticas, recursos educativos, capital humano, infraestructura
tecnológica y organizacional, orientado a que el estudiante pase a ser el
centro del proceso de aprendizaje, motor de su propia experiencia.
Para
finalizar, el uso del coaching y de las tecnologías han transformado mi
práctica académica en una experiencia más motivadora y significativa ya que permiten el establecimiento de estructuras flexibles que se adaptan a
los intereses, inquietudes y necesidades de estudiantes y profesor@s. Ello se
traduce en un mayor sentimiento de pertenencia e identificación en lo que
hacemos, lo que incide en una mejora del rendimiento académico y en la
continuidad en los esfuerzos de aprendizaje.
Imagen tomada de: http://www.didac-tics.es/servicios/coaching-educativo.html
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